Irreal...

Irreal porque vivimos en una realidad donde el amor se expresa con un corazoncito en Facebook, donde la gente que lee es casi tan rara como la que no vio "Transformers" y donde para conocer a alguien es necesario estar intoxicado (perder hasta cierto punto el raciocinio). Porque el nuestro es un mundo en el que la gente lucha más por el último cigarro que por combatir la corrupción, en el que vale más una apariencia que una pasión y en el que todo parece estar a la venta.

Pero también irreal porque estoy enamorada de la confusión, de aquello diferente, ensoñada con esta locura que llamamos vida...

jueves, 15 de octubre de 2009

El sello de Tarantino


Holocausto, Spielberg, Polanski, Benigni, ¿Tarantino? Sí, Quentin Tarantino, el ya muy reconocido director (Perros de reserva, Tiempos Violentos y Kill Bill) ahora tratando la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¡hay que ver como la trata! Sin sentimentalismos ni reflexiones morales, en Bastardos sin gloria Tarantino se ríe de la historia y la reescribe rompiendo con todas las reglas del tema más sagrado de Hollywood.

Bastardos sin gloria tiene el sello de Tarantino por todas partes, esa violencia exhaustiva que termina por parecer graciosa, esa forma de caricaturizar a sus personajes sin hacerlos ridículos y ese juego con los colores que deleita los sentidos. Sin embargo, siempre me sorprende la fuerza de sus personajes que parecen seducir al público sin siquiera intentarlo. El coronel Hans Landa (Christoph Waltz), por ejemplo, tiene un carisma tenebroso, un humor casi negro, que produce sentimientos contradictorios, por un lado de repulsión y miedo y por el otro de atracción y afecto. Y no sólo esto, Waltz se desempeña en cuatro idiomas sin reducir la calidad de su actuación.

“Brad Pitt es un bastardo” dicen los pósters de la película y es que no sólo es un bastardo, es el líder de el grupo de “Bastardos” dedicados a matar nazis en la segunda guerra mundial. Otro personaje que vale la pena ver, que seduce, no con su físico, sino con rudeza y total falta de piedad. ¿Irónico no? Incluso Hitler tiene el sello personal de Tarantino y los judíos por fin dejan de ser víctimas sufridas.

¿Y la música? Basta con decir que en la primera escena el suspenso nos lo trae la Für Elise (que hay que decirla en Alemán para no salirnos de contexto). Y es que a pesar de que usa música que es más que conocida, Tarantino logra que sintamos que ese sonido nació para estar en esa película, música y película se sincronizan perfectamente. Como en todas sus obras, en Bastardos sin gloria, se nota el amor que Tarantino le tiene al cine.

2 comentarios:

esquinacorintia dijo...

Y yo noto que el gustó mucho la película. Lo cual no está mal. Pero se pierde un poco de distancia con la obra que debe tener un o una reseñista.

Disfruté su redacción, no lo niego. Ya sabemos que tiene facilidad para expresarse por escrito. También es ágil a la hora de condimentar sus comentarios.

Encuento más virtudes que problemas en el texto. Como columnista le iría bien.

esquinacorintia dijo...

Y yo noto que el gustó mucho la película. Lo cual no está mal. Pero se pierde un poco de distancia con la obra que debe tener un o una reseñista.

Disfruté su redacción, no lo niego. Ya sabemos que tiene facilidad para expresarse por escrito. También es ágil a la hora de condimentar sus comentarios.

Encuento más virtudes que problemas en el texto. Como columnista le iría bien.